.
Julia Margaret Cameron
La primera mujer destacada y reconocida por sus retratos fue Julia Margaret Cameron(1815, Calcuta, India -Londres- 1879, Ceilán).
Ella inició su trabajo fotográfico a los 48 años de edad. Fue autodidacta y, varios años después, admirada más por pintores y artistas que por fotógrafos, ya que éstos consideraban que su calidad era menor dado que no aprovechaba las ventajas técnicas de la cámara, como la nitidez;
pero a ella le importaba lo estético sobre lo técnico. Julia buscaba más una expresión poética que realista. Sus modelos servían para crear personajes y sensaciones.
El gusto por la poesía, la formación religiosa y la pasión por la contemplación pictórica llevaron a Julia Margaret Cameron a sintetizar estas tres actividades en los retratos que ella construía y que despreciaban los cánones fríos de la técnica de sus contemporáneos.
Ella deseaba mostrar el alma de sus personajes y si para ello era necesario sacarlos fuera de foco, con luces suaves o duras, con telas y miradas lánguidas —si para ello requería de romper con el realismo fotográfico y acercarse a las imágenes pictóricas—
así lo hacía, pues de esa manera sacaba alma a sus personajes, dotaba a la reproducción de un ambiente bíblico, poético pictórico extraordinario.
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *
En una época, en que la fotografía era sinónimo de hiperrealismo, Julia rompió moldes e hizo todo lo contrario: desenfoque y movimiento en sus retratos.
Si bien reconoce que lo descubrió por casualidad, lo incorporó con maestría a sus trabajos.
Las dificultades que tenían los procesos al colodión con la luz y los tiempos de exposición eran enormes, por lo que los fotógrafos solían trabajar al aire libre y con la mayor cantidad de luz posible.
Julia decidió, con buen criterio, que la luz natural era incontrolable, por su variabilidad, y por ello, para establecer un control absoluto en la iluminación de sus fotografías, las realizaba en un estudio interior.
La consecuencia era que sometía a sus improvisados modelos a toda una sesión de "tortura china" obligándoles a permanecer sin moverse durante períodos que se les antojaban eternos.
Aún así, el ligero desenfoque y el ligero movimiento de algunas de sus placas estaban servidos y constituyen un sello personal de esta artista.
Fotografías irregulares para el concepto imperante en la época.
Pero trabajadas, estudiadas y resueltas con elegancia.
Un nuevo concepto en temas de retrato.
Alegorías religiosas, pictóricas.
Científicos, criados, hijos, vecinos, todos eran enfrentados al objetivo, ataviados en algunas ocasiones con pintorescos trajes y en situaciones comprometidas para dar rienda suelta a la imaginación de Julia.
* Comentario: Ángel Luis Domínguez, Mayo de 2004
.